Hay días que me encantaría desaparecer del mapa.
Mirar las cosas desde arriba, con perspectiva, como mi amigo Suso.
Y hoy, es uno de esos días.
En pleno agosto, doy mis buenas noches a las 10 de la noche.
No es nada, será que las tripas se han revuelto en pensamientos.
Mañana será otro día, todo un clásico.
Ventilador, y buena música. No necesito más.
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