sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz 2012, feliz felicidad, feliz vida entera.

Cierra los ojos y haz memoria de todas las cosas buenas de este año.
Quédate muy quieto y párate a pensar que parte de tu cuerpo no ha sido acariciada, recuerda cuántos besos has recibido y si ha sido más querida una mejilla, o una ceja o una oreja, o tus labios.
Quédate muy muy quieta, y entonces haz repaso de todo lo vivido.
Sonrie por todos esos momentos que te hicieron sonreir.
Sonrie también, por lo momentos menos buenos, por los errores, los tropezones, los miedos, los fallos, los reproches.
Y todo esto bébetelo tras un buen brindis en familia.
Piensa que sólo acaba una década, pero que llega la siguiente.
Así, que no cunda el pánico, todos esos trocitos de piel que han sido menos queridos, tendrán su oportunidad.
Tú, sólo párate, cierra los ojos y recapacita.
Quiere, besa y abraza pero hazlo de verdad, con pasión. No por pura rutina.
Y siempre, siempre, vuelve a sonreir una vez más, que nunca es tarde. hoy, es siempre todavía, toda la vida es ahora.

Así fue como hace justo 365 días y algunas horas, despedía mi año, mi querido 2010.
Y daba paso a otro que, ai, vaya otro se me/nos venía encima.
Pero ya ha pasado todo, vuelvo a estar aquí, tecleando mis últimas palabras de 2011.
Este año lo hago desde otra silla que no es la mía, en esta mesa que si es mía pero, que mágicamente, ha volado a otra habitación que no tiene mi nombre, dentro de un loco 3ºC que ha pasado a llamarse 6ºB, de otra calle que lleva a otros sitios que no son los de antes.
Ya no huelo a limpio como cada viernes que me quedaba en casa sin ir a clase, ni me tropiezo con la casa de muñecas del pasillo, ni soy yo en mis cuatro paredes. Ya no guardo las cosas en su sitio, ni ordeno los libros por tamaño. Porque ya no tienen sitio, porque ahora ni hay armario.
No se bailar cuando no hay nadie en casa, ni tararear mi nueva canción.
Las guitarras están en otras casas, con cajas repletas de quéseyo.
Echo de menos todo lo que allí se quedó. 
Y cómo no, mis navidades de Niebla (con mayúscula), adornos que no significan nada, pero que decían mucho y personas que no tengo por aquí este año.

Odio a esas personas que por morbo o qué se yo, han conseguido que odie el 11 con todas mis fuerzas. Atentados, terremotos, réplicas.
Odio el 9 de octubre y todo lo que ese día (de este año) ha conllevado.
Odio perder gente, gente que quiero, compañeros, amigos, familia, familia de amigos.

Ha sido un año de pérdidas, y se me eriza la piel solo de pensarlo al teclear.
He visto cosas que en mi vida imaginé ver. He olido a la muerte de muy cerca, maldita ella, que se ha hecho notar. He visitado demasiado el tanatorio, mucha pena, mucha rabia, muchas flores, muchas lágrimas.
He saboreado la tristeza de tanta gente a la que quiero, que he querido que el mundo estallase como un globo de feria.
Demasiadas despedidas. Personales, sentimentales, materiales.
Demasiada injusticia.

Pero no me he sentado aquí para regodearme en lo malo de este año.
Por cada pérdida, he tenido mil ganancias.
Es posible que pesen algo más las primeras, pero las segundas ahí están, ayudándome a sacar lo bueno, lo bonito, y nada barato de esta vida.

He ganado mi primer trabajo estable, clases de violín, ¡vaya, quién lo hubiera pensado!
He ganado mi segundo año de universidad, mi primer año de vida independiente.
Este año he ganado a aquella parte de mí que decía que nunca iba a ser capaz, y ME HE GRADUADO EN EL CONSERVATORIO.
He aprendido a valorarlo todo como antes nunca lo había hecho. He aprendido a querer más.
A sacar la pequeñas cosas que antes ni me paraba a oler.
De esto ya os hablé aquel 11 de Agosto, en este mismo sitio.
He rellenado mi maleta de enormes tesoros, consejos de los que quiero, errores aprendidos, buenísimos momentos, mejores personas.
Estoy cargada de música, de nueva música, de palabras, millones de palabras que he aprendido a escribir con tantas cosas y a la vez tan pequeñas y minúsculas cosas vividas.
Me llevo de todo.
He ganado una nueva familia, sin libro de familia, pero que ahí está como si una vida entera nos hubiese unido. Mi trío de ases, mi hotel 15 estrellas. Me han curado, enseñado, mimado, regañado, ayudado, querido. ¡gracias!
No puedo pedir más.
He leído, he llorado, abrazado, querido, soñado. 
He tocado. He tocado música, he tocado sonrisas, labios, gestos. He tocado sueños que se me han escapado de las manos, pero por los que sigo luchando y, conseguiré.
He ganado dejar a un lado mi Yo negativo, aún quedan trocitos de él, pero nada que ver con lo que era.
Madremía!
He ganado peleas, gritos, críticas, borderías, estufidos y malaspalabras en malos días, pero es que de todo he aprendido.
Me llevo reencuentros, viajes, besos, desamores, sostenidos y bemoles.
Aplausos, momentos internacionales, amistades, más que amistades. Familia.
He ganado en todo.
Porque todo lo que he perdido me ha hecho ganar.
Así que doy las gracias.
Eso sí, que este 11 se vaya lejos.
Que me han contado que el 12, par, y de los míos, llega repleto de las mejores cosas que pueda imaginar.

Y ahora sí, si habéis sido tan valientes de leer hasta aquí...
Haced memoria, volved a reir por las risas reidas y sonreidas, por las lágrimas lloradas, por los abrazos abrazados y por cada paso pisado.
Besad por cada beso que besasteis y quered con mucha más fuerza que antes.
Todo saldrá bien, estoy segura.

Hoy no brindaré en familia, ni con mis mejores amigos. Pero brindaré con aquellos que están más necesitados que yo, que siguen sin tener un techo y sin poder tener una cena tan elegante como las nuestras con servilletas de color.
Hoy les daremos color a ese papel reciclado, y con cada uva nos comeremos cada cosa mala de este año. Cada puntal, cada réplica.
Brindaré con todos ellos por un nuevo año, por una nueva década, por una nueva Lorca.
y claro que sí, después iré corriendo a abrazar a los míos.
Y a celebrar que somos jóvenes, y estamos juntos y vivos.






lunes, 26 de diciembre de 2011

lunes, 19 de diciembre de 2011

D.

Siempre había tenido una fijación especial con los imanes de mi nevera.
Adoraba sus gasas, su chupete azul.
Chupete que años más tarde me regaló.
Me enseñó a enterrar tesoros y a mirar la luna con un cariño especial.
Me la guardo en el bolsillo, decía, para mañana poderla mirar.
Bautizó a su león como Marto.
Y una sonrisa en su calendario cada vez que lo fuese a visitar.
Me robó cosquillas, secretos y felicidad.
Y cantamos, cantamos bien fuerte.......

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Quiero decir que llevo días pensando en cómo era todo antes de aquel día, cuando por sorpresa todo...


Pero hoy no va a poder ser, otro día os lo contaré.
Recordádmelo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Walking Around.


 Sucede que me canso de ser hombre. 
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.


El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.

Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,

sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.


Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.


Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío


No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.


No quiero para mí tantas desgracias...


Pablo Neruda.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingo.

Y volviendo al hombre de al lado, me relató que el gran problema de este mundo es la inmediatez. El como absorbemos la información que nos llega.
Antes las cartas de correo las leíamos, las releíamos, tardábamos en contestar… Los mensajes de móvil y los email hicieron que nuestros interlocutores deseasen una respuesta más rápida al saber que nos llegaban antes… Ahora con los whatsapps hasta saben el minuto exacto que lo leíste y el deseo del feedback es inmediato…
“Se ha perdido el comprender las cosas, el dormirlas con la almohada, la reflexión…” Y calló… Y no supe que le preocupaba ni tan siquiera quién deseaba su inmediatez… Pero quizá es lo que el quería que yo sintiera…

jueves, 8 de diciembre de 2011

Felicitaciones que dejan sin palabras.

Los recuerdos “buenos” son lo mejor que tenemos en nuestra vida. Recuerdos de infancia, de amigos, de cuando los Reyes Magos nos sorprendían, de juegos, batallitas y llantos por amistades perdidas y luego recuperadas en dos minutos. De dormir en medio de nuestros padres y la de hacer el primer “mandao” a 20 metros de nuestra casa, a comprar una barra de pan, mientras nuestros padres nos observaban por la ventana, y nosotros nos creíamos que éramos completamente independientes.
Lo “bueno” es que todo eso lo recordamos con alegría y conforme cumplimos años nos damos cuenta de que la vida es BONITA.
Entre mis recuerdos “buenos”hay una niña, de ojos despiertos y sonrisa descarada, con unas ideas claras, y un sentido familiar y de amistad que desde siempre me maravillo. 
Conforme cumple años, yo confirmo que sigue siendo única, revolucionaria y a la vez sensata, dueña de sus acciones y experta en continuar siendo alegre, aunque como todos ella tiene momentos de tristeza, de no comprender las injusticias y los palos que da la vida, de arrodillarse y llorar preguntando el por que de algunas cosas, que pasan y seguirán pasando a lo largo de nuestra vida.
Sus 18 años para ella han sido duros, de los que podríamos calificar “Malos”, pero seguro que si la conocéis, sabéis que no se rinde, que sus ojos claman felicidad, que su sonrisa es contagiosa y que su gran personalidad esta marcada desde niña.
Hoy mi SOBRINICA cumple 19 años, esa niña a la que conocí, es una mujer de los pies a la cabeza. Pero sigue teniendo ese aire de revolucionaria, de niña preocupada por los demás, y de amiga de sus amigos que nunca falla, de ponerse triste si no le das un beso y de llamarte “TITO” de la manera tan particular que me enorgullece.
Marta, o mejor dicho Martica, sigue como eres y por lo que mas quieras, sigue llenando de recuerdos “buenos” nuestras vidas.
Un besazo y que pases un buen día.
Tu “Tito” Felipe.
Y tú, Serotonina, por dónde andas?



jueves, 1 de diciembre de 2011