viernes, 25 de mayo de 2012

Sonrío (como un cínico)

Aire fresco entre exámenes.
Hoy, a las 20.30 en la Filmoteca Regional.
Sales con tu mejor sonrisa, cayendo entonces en la cuenta que desde que has entrado allí te has evadido en ese otro mundo paralelo de música, poesía y videoarte al que entras sin darte cuenta y del que no sabes salir. Te han entrado tantas ganas de viajar, escribir y componer que no sabes ni cómo ordenar tu pensamiento. Aplaudes tan fuerte como puedes. 
Caras conocidas, reecuentros. 

No he podido cogerlo aún, y ya sé que va a ser mi nueva reliquia de habitación.
Hablo del tesoro que me espera a la salida. Es genial, formato personal, vuelvo a aplaudir por lo chulo que ha quedado pero éste solo lo he oído yo.

Besos. Dedicatorias. Hasta prontos.
Una conversación en la puerta, justo en el tiempo de fumarte ese cigarrillo que tu no fumas, siendo éste el necesario para rechazar alguna propuesta por estudio y cansancio. Risas. 
Y pones rumbo a casa. Rebuscas la música en la mochila con cuidado, siempre, de la nueva adquisición.
Volumen máximo y a paso lento, por favor, que hoy quiero disfrutar de la noche y hacer lo más largo posible el camino a casa.
Decides coger el más bonito: Alfonso X.  Tú sola por mitad de los álamos con el volumen al 10 y pensando en nada. Parece que hay ambiente, la gente pinta de fiesta y a tí, te sale esa sonrisa que no sabes esconder de chica de videoclip sonriente mientras anda a paso Andante por la acera.
Decía que pensaba en nada, mentía.
No tienes paciencia, bajas el ritmo del metrónomo corporal y, abres la cajita. Te vas directa al disco. 
"Para Marta: versos, acordes y melodías al oído" Te gusta. Vuelves a sonreir.
Parece que el día vaya sobre ruedas.
Llegas a casa, algún reencuentro en el portón, y te sientes tan bien, que decides que vas a terminar de hacer redondo el día: subes andando al tercero. Suspiras, desenfundas cachibaches y terminas de medio cenar ese medio pastel de carne tan típico de tu ciudad, no lo sabías, pero te estabas muriendo de hambre. Y ya desmaquillada te reenfundas en rastrojos de ropa prestada, regalada o qué se yo, lo sabes de sobra, son tus mejores galas para dormir, te sientes parte de esas personas.
Ha llegado el momento, te pones cómoda y entonces sí que sí, empiezas a bucear por las profundidades de esas tapas tan geniales y artesanas. 
429/500
Primera manía: cantar y desnudarme

No hay comentarios:

Publicar un comentario