Se me pone la piel de gallina
al leer. Son esos pianos cubiertos con una sábana los que yo he tocado, esa la
cúpula donde tantas veces me he escondido y los pasillos que ahora habitan
palomas y escombros son donde tantos de nosotros hemos vivido, cantado y tocado durante media vida. Esas paredes
han visto tanto, que aún hoy no nos creemos que estén así. Que ese Marcos del
que habláis es el Marcos de toda la vida, y esos alumnos que os recibían con
tanta alegría era yo hasta hace un año. Es raro (mucho) ver como la nueva
entrada del blog de Vetusta Morla es, esta vez, tu historia. Siento tanta
tristeza como alegría. Todavía cuesta recordar demasiadas cosas de aquel
“pequeño desastre animal”, pero a la vez, me da un no se qué por el estómago
cuando veo que esto coge forma, que alguien nos escucha, nos entiende, nos
ayuda. Significa demasiado para algunos de nosotros ver como a través de un
proyecto como este repleto de música, se va a crear mucha más música, pero
sobre todo, como se va a volver tocar la música de siempre entre las paredes de
siempre. Éste sin duda es, uno de los más bonitos granos de arena que podría
alguien poner por Lorca, una nueva Lorca que llegará esperemos, no dentro de
mucho. ¡Gracias, de verdad! Porque esto, sí que “os hace grandes”.
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